viernes, 19 de marzo de 2010

LUGARES SINGULARES DE EL BIERZO: PEÑALBA DE SANTIAGO

LUGARES SINGULARES
DE EL BIERZO:
PEÑALBA DE SANTIAGO



GENERALIDADES:


Peñalba de Santiago, denominación producto de la inversión del antiguo topónimo “Santiago de Peñalba”, es un pueblo-Pedanía del municipio de Ponferrada. Está situada en lo que fue la ancestral Comarca de Valdueza, a unos 17,5 kms. de lo que es el casco urbano de la cabecera municipal. Esta localidad se encuentra a más de 1.100 m. de altitud, cercana a la conocida zona del Morredero y del pico Cabeza de la Yegua.

Su fama procede del arte atesorado por su Iglesia, fundamentalmente, la de Santiago de Peñalba, joya bien valorada del arte mozárabe.



UBICACIÓN:


La Peña Alba, en el admirado Valle del Silencio, sirve como referencia primordial actual para la localización del bello caserío poblacional de Peñalba de Santiago. Sus apiñadas casas forman un conjunto único, todas cubiertas de lajas de pizarra y piedra, formando una distribución “en escalón” orientada hacia el valle, lo cual representa un modelo exclusivo de arquitectura rural cuidadosamente conservada.

En el Valle del Silencio, que fue refugio de anacoretas, en medio de un bosque tupido de robles, nogales y castaños, las casas de Peñalba esconden entre ellas -y a su amparo- uno de los más sobresalientes exponentes de la arquitectura mozárabe en España.

Con timidez y ningun afán de ostentación, se erige la iglesia de Peñalba de Santiago, ciertamente el solo vestigio de lo que fuere el monasterio preexistente, fundado por S. Genadio, tal vez en el siglo X (entre las fechas del 931 y del 937), durante el reinado de Ramiro II. Los restos del ruinoso y abandonado edificio fueron utilizados para construir las viviendas de los vecinos del Valle, de ahí el tipo de uniformidad que se observa.

El pueblo se conforma como un verdadero balcón natural, virado hacia los valles de los ríos Silencio y Friguera, increíble paisaje berciano que, en otros tiempos remotos, dio cobijo a monjes de vida contemplativa y a comunidades aisladas, entre cuyos componentes destacaron sobremanera los Santos Genadio, Valerio y Fructuoso.

De este modo, las empinadas calles de Peñalba confluyen hacia un punto común, la Iglesia, que es el excepcional centro histórico y artístico del pueblo.

Este precioso pueblo está rodeado por una especie de anfiteatro agreste y montañoso, en un paraje idílico por su situación original, en el mismo origen del río Oza, oteándose al oeste una cima de caliza blanquinosa, llamada Peña Alba (Pinna alba), la cual sirvió para dar su acepción al núcleo habitado.

Fue distinguido con la declaración de Paraje Pintoresco, otorgada el 6 de junio de 1.965.



LA IGLESIA MOZÁRABE:


Esta reducida edificación se estructura en forma de planta de cruz latina, siendo sus muros de mampostería (de piedra, pizarra y material calizo), con unos simples contrafuertes de soporte de estilo asturiano. De gran interés es, en el aspecto arquitectónico, su puerta geminada de clásico estilo románico. Y un ejemplo notorio de arte románico inicial o incipiente se ve en el sepulcro de San Fortis, que está incrustado y adosado en el muro del lado norte.

En los laterales del templo, en los brazos de la cruz dibujada, se contemplan dos capillas y, en la cabecera misma del edificio y en el pie de la cruz trazada, dos ábsides en posiciones opuestas. El techo del cuerpo central o principal (cimborrio), del mismo modo que los ábsides citados, adoptan una forma “en cúpula”. Esta Iglesia, como construcción religiosa, tiene una particularidad bastante rara: sus ábsides están contrapuestos o enfrentados.

Hay una casi certeza de que los enterramientos del interior sólo sean los del contra-ábside añadido de la parte posterior, único por su configuración.

La decoración y ornamentación, junto a su estructura, confieren a la iglesia una especial singularidad, al producirse una amalgama de elementos simbólicos celtas ( lunares y astrales), románicos con su composición de cruz latina, árabes (una bóveda cupulada cubre el ara principal) y visigóticos (nítidamente mostrados en los arcos de herradura).
En el interior del templo, se pueden distinguir diversos restos decorativos, a base de pintura sobre cúpulas y paredes, como revestimiento. Éstas, descubiertas algunas hace relativo poco tiempo, todavía han de ser restauradas en profundidad.
Otra nota distintiva de esta iglesia, tal como se conserva en la actualidad, es la relevancia y prestancia de las torres con sus típicas campanas y, sobre todo, que la espadaña se sitúa como algo desgajada o apartada en relación con la nave eclesial. En efecto, la espadaña se halla cercana a la planta en cruz, en el ala oeste de la construcción. Este hecho de separar unos metros la nave y la espadaña de los lugares de culto es, no obstante, una característica común y usual en las iglesias de la zona y, también, en las edificaciones religiosas de este estilo arquitectónico.

Como datos cronológicos cabe señalar que, quizá, fuera levantada en la primera mitad del siglo X (aproximadamente en el 937) por el abad Salomón, estando en el trono el Rey Ramiro II. Se ha de aludir al gran número de regalías y donaciones que destinó este monarca a la iglesia y al monasterio de la localidad de Peñalba. Entre las muchas, es de remarcar la renombrada Cruz de Peñalba, que es un referente y signo identitario en nuestros tiempos de la Comarca de El Bierzo. En esta cruz es claramente apreciable la fuerte influencia del arte orfebre visigodo sobre los diseños o modelos mozárabes.

El reconocimiento de esta Iglesia berciana proviene de 1.931, cuando fue considerada y catalogada como Monumento Histórico-Artístico Nacional. Es, por consiguiente un Bien de Interés Cultural (B.I.C.).

LA RUTA SENDERISTA DE LOS MONJES:


Esta pequeña caminata se va haciendo cada vez con más habitualidad, pues se dirige a la Cueva de San Genadio recorriendo un trecho del Valle del Silencio.

Por supuesto, que es un excelente complemento después de una visita a Peñaba, en pleno Valle del Silencio, lugar donde los antiguos solitarios y sabios monjes y eremitas se retiraban en pos de recogimiento y tranquilidad para meditar. Esta corta marcha, de un par de kms. en total, se puede convertir en una experiencia espiritual en el ambiente inolvidable creado por las corrientes de los ríos Oza, Friguera y del Silencio.

El paseo transcurre entre pequeños huertos, una espesa y envolvente vegetación y con la sinfonía acompasada del caudal que discurre por el cauce del río. La deriva del camino se emprende en dirección a las enormes moles calcáreas, que desempeñan el papel de puerta angosta del valle. En los primeros pasos, se toma la ruta por la orilla izquierda del río del Silencio. Posteriormente, tras cruzar este arroyo el sendero va en sentido descendente, constante y paulatino, hasta llegar a la parte más inferior de los gigantes rocosos que nos circundan. Aquí concluye la improvisada marcha, delante de la Cueva o gruta de San Genadio, encima mas próxima a las aguas del Silencio, habitáculo que se cree que fue el preferido por el Santo anacoreta, solitario por temporadas y de vida contemplativa.
LA PORTADA:


En el muro de la zona sur, se nos presenta la más perfecta y admirada puerta del arte mozárabe peninsular. Su disposición es bajo un arco de descarga, como protegiendo a lo que son dos arcos geminados de herradura que se apoyan y sustentan sobre tres columnas de basas áticas. Las dovelas de los arcos están minuciosa y perfectamente talladas y se trasdosan mediante una triple moldura que se quiebra, con el resultado de conformar un alfiz que sirve como enmarcación de la totalidad de la entrada.

Los capiteles lucen una decoración de hojas de acanto, del arte corintio esquematizado, poseyendo un ábaco escalonado de triple nacela. Esta puerta armoniza la belleza de sus materiales hábilmente trabajados, a la vez que una perfección infrecuente en cuanto al tallado de las dovelas y capiteles y una proporción, elegancia, distinción y combinación de formas magnífica.
 
TESIS DE ESTUDIO:


El historiador Artemio Martínez Tejera indica razonadamente que en Peñalba de Santiago aún se cuentan diversos misterios, enigmas y dudas por desentrañar. El estudioso dedicado a este enclave está a punto de sacar a la luz una investigación sobre el monasterio. En su opinión autorizada, toda la iglesia (contraábside englobado) fue construida de una sola vez. Otra cuestión diferenciada sería su prolija y sorprendente decoración, tanto exterior como interior, en este último supuesto con connotaciones evidentes de relación estrecha con “la miniaturización de los Beatos”, ampliamente ejercitada en la segunda mitad del siglo X.

Además, Artemio Martínez mantiene en su obra el reto de esclarecer y aclarar indubitadamente cuál fue el origen del edificio. Desde una perspectiva documental, no está en absoluto determinado. Entre otras conclusiones, nuestro historiador argumenta que la iglesia de Peñalba, con su esplendor y riqueza que nos muestra en la actualidad, no surgió ni se completó por mandato del Obispo S. Genadio.

Articulo realizado por :  O PEREIRO
Fotos Miguel Casero

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