domingo, 10 de enero de 2010

EL ALTO SIL. POLÉMICA

    EL ALTO SIL.

    POLÉMICA

    El Espacio Natural del Alto Sil se ubica en la zona noreste de la Región Bierzo-Sil y en el ángulo noroeste de la provincia de León, en el límite al norte con el Principado de Asturias. Se extiende a lo largo de unas 43.751 has. y engloba los términos municipales de Páramo y Palacios del Sil (Ribas de Sil) y de Villablino.

    Es una zona de incalculable valor ecológico, siendo declarada Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) en 1998, Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA) en el 2000 y, desde el 2003, es contemplada bajo la protección otorgada como “Reserva de la Biosfera”.

    Sin embargo, todavía está a la espera de su Declaración oficial como Espacio Natural Protegido. Su característica más peculiar radica en sus contrastes altitudinales, con grandes desniveles y una disposición de terrenos no uniforme, que va desde más de 2000 m. de altura en algunas cumbres montañosas hasta los menos de 800 en valles profundos y hundidos.

    Las constantes climáticas de temperatura media y pluviometría originan la delimitación de dos regiones boioclimáticas distintas: la acaparadoramente dominante (99,7% del territorio) y la excepción de tipo mediterráneo (0,3%).

    En sus largos y amplios valles, resguardados al abrigo de impresionantes montañas, se desarrolla toda una fauna y una flora particularmente variadas.

    La geomorfología o constitución material del terreno en este Espacio es de tipo silíceo, con leves y pequeñas incursiones de roquedo calizo en áreas limitadas.

    LA RICA BIODIVERSIDAD:

    En la alta montaña se conserva una buena y aceptable variedad faunística: rebecos, liebre de piornal, perdiz pardilla, chova piquigualda, tritón alpino y tritón palmeado, entre otras diversas especies.

    VALLE_~1.JPG

    Los bosques mixtos son los hábitats aprovechados por una serie variada de animales, dentro de la cual impresiona el urogallo cantábrico y el oso pardo. No obstante, no se pueden dejar de lado otras valiosas especies: el corzo, el ciervo, el jabalí, el lobo, el gato montés, la gineta, el tejón, la garduña, la marta, el pito negro, la trepadora azul, el agateador, el pechiazul, el halcón abejero, el águila culebrera, el águila calzada, el chotacabra gris, el lagarto verdinegro, los murciélagos y bastantes micromamíferos.

    Se ha de resaltar que la reina de los ríos es la trucha.

    En las masas boscosas es de remarcar la existencia de robustos ejemplares de robles, castaños, encinas, capudres y acebos y, en las zonas altas y escarpadas, se ven frecuentemente la genciana y los arándanos.

    Cabe hacer mención que, tanto el urogallo como el oso pardo, están catalogados como en “grave riesgo de extinción”, de ahí su relevancia.

    En los bosques de galería o de ribera y, asociados a estas condiciones, habitan especies también cualitativamente destacadas como el desmán ibérico, el martín pescador, el mirlo acuático y subespecies de ranas y culebras.

    ETNOGRAFÍA CULTURAL:

    El Alto Sil es depositario de un legado importante en patrimonio etnográfico. La ganadería de vacuno (vaquería) fue la actividad que ocupaba a gentes de toda la Comarca, siendo por tanto ancestral y tradicional y con hondas raíces, hasta llegar a mediados del S. XX, que fue cuando se desencadenó una gran transformación que tuvo como resultado que la minería del carbón, con más peso que en la actualidad, desplazara netamente a la ganadería como motor económico y signo de progreso en toda la Comarca.


    En todos los núcleos habitados es posible aún descubrir ricas manifestaciones culturales representativas como, por ejemplo, los castros como pequeñas aldeas fortificadas en las que desarrollaban su vida los pobladores prerromanos. No menos significativas, en otro ámbito muy posterior, son las casas tradicionales, adaptadas a los condicionantes ambientales, construidas con materiales del país y del entorno como piedra, madera y paja trillada en composición de “U” o de “L”, con objeto de situar el hórreo en un punto adecuado y resguardado de las inclemencias y con orientación hacia el sur para captar el máximo de luminosidad y calor. El gran pasado ganadero ha dejado huella, manteniendo una gran cantidad de brañas con su nombre antiguo. En torno a las brañas, se creó un conjunto de prados de altura y cabanas, para hacer rentable en el verano la permanencia del ganado en los frescos pastos.

    Un hecho no demasido ajeno a los “vaqueiros” tiene una trascendencia sociolingüística. La lengua que fue habitual, llamada “patsuezu”, tiene una génesis de muchos siglos atrás y ha sido incluida en la Lista de “Lenguas Amenazadas”, con razón y de conformidad con lo contenido en el Libro Rojo de las Lenguas Amenazadas, editado por la UNESCO. Desde una perspectiva profana, de no entendido, se distingue por la socorrida “che vaqueira”.

    Otro signo y atractivo etnográfico deriva de la supervivencia en funcionamiento de algunos molinos hidráulicos, aprovechando la fuerza de las aguas de los múltiples arroyos que surcan todo el Espacio natural y que descienden bruscamente desde las cimas de las sierras. Se recuerda que eran imprescindibles para la molienda del grano de trigo y de centeno que se cultivaba y sembraba en los “eiros” o predios que rodeaban los pueblos.

    FLORA Y FAUNA:

    El río Sil, caudaloso y con numerosos afluentes y arroyos que fluyen hacia él, recorre y vertebra el Espacio natural a la sombra de la vegetación específica de ribera, con una buena compañía de alisos, sauces, fresnos, avellanos y saúcos.

    “Grosso modo” se diferencian varios y diversos ecosistemas: en los roquedales silíceos se localizan los pastizales pobres, de suelo rastrero, el piorno orocantábrico y las aranderas. En los canchales y gleras (calcáreos) se desarrollan con vigor especies acondicionadas a vivir y subsistir en condiciones difíciles y extremas. En las turberas húmedas, que están encharcadas o inundadas todo el año, crecen los brezales de “Erica ciliaris” y de “Erica tetrabix”, con el complemento de plantas carnívoras.

    En los bosques en la ladera de la solana, con suficiente luz, aparecen sobretodo los robledales y brezales, mientras que en el lado opuesto o en las vertientes de umbría la variedad vegetal es más notoria, apareciendo igualmente un bosque mixto de robles, que de hayas, castaños, melojos, abedules, arces, serbales, mostajos, cerezos silvestres, manzanos silvestres, acebos o tejos.

    Como se advirtió anteriormente, en las cotas más elevadas dominadas por roquedos calizos, canchales y pastizales de montaña, sus faldas o vertientes presentan con frecuencia bosques más o menos voluminosos (de hayedos, robledales, abedulares y castañares, en bastantes casos relativamente muy bien conservados). Asimismo, se divisan con claridad zonas de matorral y, en los valles y zonas bajas más protegidas, ciertos prados de siega y fincas de poca superficie dedicadas a huerta.

    EL CENTRO DEL UROGALLO: TURISMO

    Este Centro de Interpretación de la Naturaleza se halla en la localidad de Caboalles de Arriba. Su virtud más ostensible es ofrecer a todos los visitantes un conjunto de recursos expositivos y didácticos notables. La exposición en sí se sustenta un recorrido completo por distintas áreas temáticas de contenidos, cuya finalidad es la de posibilitar una comprensión rápida y una visión a grandes rasgos de todo el Espacio Natural del Alto Sil.

    Otros enclaves de presumible interés son los típicos hórreos esparcidos por varios pueblos y los pilones preceptivos, las rutas por la Comarca lacianiega que incluyen una observación detallada de algunas brañas, la transitable Vía Verde que queda perfilada desde el Centro del Urogallo hasta Villablino, la visita a la casa tradicional y nobiliaria de Sierra y Pambley, la Iglesia de estilo románico de Robles de Laciana erigida en el siglo XIII, el puente romano conservado en Palacios del Sil y la Ermita de gran raigambre devocional de Nuestra Sra. de las Nieves en Valdeprado.

    Como lugar especial para los amantes de la naturaleza destaca el Centro de Interpretación de la Naturaleza de Palacios del Sil, como un buen acierto en cuanto a su inserción y encaje en la zona.

    RUTA SENDERISTA:

    El bello pueblo de Salientes es un lugar singular en el fondo de un valle remoto y poco frecuentado, en épocas de climatología adversa. Su cualidad más evidente es la de servir como inicio (o final) de varios itinerarios de media-alta montaña. Las rutas han sido divulgadas y relanzadas últimamente, con sus notas características: dificultosa orientación y camino aceptable, simplemente. Algunos tramos también presentan un contratiempo añadido al haberse borrado las marcas o distinción de sendas o pistas antiguas.

    Pues bien, estando dispuestos en la plaza de Salientes –inconfundible por su fuente redonda- es preciso continuar por la calle principal (casi única), encarando una cuesta que se empina en una ascensión que termina en la Iglesia. Pero hay que hacer caso a un cruce al que se llega enseguida, pasado el templo, y tomar en dirección a la derecha. Se constata que nos alejamos del pueblo, fijando como referencia las ruinas de lo que fue la ermita de San Roque. El sendero avanza y se interna entre muros o paredes de prados y atraviesa el arroyo que proviene del Alto de Vivero para, seguidamente, tener que superar una cuesta empedrada al otro lado del cauce. Paulatina e insensiblemente se va acercando la ladera de la vertiente oeste del Tambarón, transcurriendo nuestros pasos bajo la vigilancia de una zona calcárea, donde se descubre la cueva de la Peña del Moro. Esta caverna es identificable si se recuerda que, en su frente, presenta una escombrera diminuta y tierra suelta a su entrada.

    Prosiguiendo la singladura, no se debe continuar por el primer ramal o derivación que indica a la derecha pues es el acceso a la ermita de San Pelayo, más bien de sus restos y vestigios. Considerando este cruce, obedeciendo la sugerencia anterior, el camino comienza a hacerse más penoso por su inclinación a través de más de medio kilómetro, mientras se va introduciendo en una arboleda de poco espesor. Y, así, nuevamente se divisa otro camino a la derecha, ya que el abandonado o principal gira con brusquedad inesperadamente hacia la izquierda, en busca del paraje de Portilla, valle que se atisba a la izquierda de los dos que nos limitan frontalmente.

    Y, como se intuye, se ha de elegir el ramal más angosto, el que nos conduce en descenso hasta el río.

    Se ha de realizar, antes que cualquier otra explicación, la constatación de que son bastantes los ríos y arroyos de Salientes, Salentinos y Colinas del Campo de Martín Moro los que fueron afectados por las inusuales y copiosas lluvias de octubre del 2006 y, a consecuencia de ello, se vieron ampliados sus cauces desbordados y ello es patente en su lecho y sus orillas, llenas de grava, grandes piedras, cantos, pedruscos y ramas, como si hubieran sido ríos torrenciales pirenaicos. Las riberas fueron alteradas por completo y, en ocasiones más que las deseadas, son complicados de vadear o traspasar. En concreto, los dos arroyos que se han de atravesar para subir a Brañalibrán representan dos claros y rotundos exponentes de lo que se ha afirmado. Se cruza, en primer término, el arroyo de Portilla con el fin de poder progresar y avanzar por la margen derecha del río en su trayectoria (izquierda para nosotros, a contracorriente), corriente que es ya el arroyo de Brañalibrán, en cuya búsqueda nos movemos (de su nacimiento).

    Y aquí está el mayor obstáculo: hay que tener arrestos y una mediana dosis de fe, porque los piornos de la parte izquierda del camino semejan cerrarlo y cegarlo sin remisión, y ello en un tramo considerablemente intenso.

    Finalmente, el sendero incómodo se va extendiendo en un campo abierto y se dirige con decisión al arroyo para cruzarlo. No obstante, lo que aguarda es un paso de río, imposible de practicar sin mojarse o, como mínimo, salpicarse con pericia. Al alcanzar la otra orilla, se puede dar la excursión de ida por terminada.

    El retorno es más placentero, ya que los desniveles son, fundamentalmente, de bajada y se tarda menos.

    Para los más osados y arriesgados, se abren alternativas y retos, aunque sólo para los habitualmente preparados.

    DENUNCIA: LOS CIELOS ABIERTOS

    La polémica ya viene de largo. Varios grupos conservacionistas y ecologistas de Laciana critican el hecho de que la MSP siga explotando y sacando carbón de la mina a cielo abierto de El Feixolín, la cual extracción tenía una concesión por un período de doce años ya cumplido sobradamente. Por tanto, trabaja fuera de la legalidad, sin ningún tipo de autorización ni licencia, acumulando y haciendo caso omiso de varias sentencias que determinaban su cierre obligatorio. Esta clausura no se produce, antes al contrario, otra corta de la misma Compañía empieza a sumarse en el mismo sentido y con las mismas acusaciones o similares. La Nueva Corta o proyecto se denomina “Nueva Julia”, que ocupa en este caso espacios del municipio de Cabrillanes, en la Comarca de Babia, que explota la MSP desde hace más de un año, aun sin contar con varias Licencias municipales necesarias “a priori”. Estos datos han sido desvelados por las Organizaciones ecologistas “Filón Verde” y “la Asociación de la Montaña de Babia”. Los daños evaluados por los conservacionistas se detallan de esta manera: la alteración del caudal del río Luna, con la creación de un lago artificial de 250 metros de longitud; repercusión negativa con retroceso en los pastizales de la zona y, por ende, con menoscabo para la actividad ganadera local, una de las escasas fuentes de ingresos permanentes de la Comarca. Y, más allá, se citan otros daños colaterales llamativos: deterioros futuros en la ermita de Carrasconte, en las cercanías de zonas de voladura, o la distancia de 300 metros a la que se acerca la Corta, incidiendo las explosiones en la tranquilidad y sosiego de alguna localidad.

    Sin embargo, “Nueva Julia” tiene las bendiciones y el visto bueno de declaración ambiental por parte de la Junta. Se trabajará en una superficie de 405 has., en principio por un plazo de 11 años, en una extensión englobada con declaración de Lugar de Interés Comunitario, de Zona de Especial Protección de las Aves y, además, con el distintivo de Reserva de la Biosfera. Aparte de esto, los Colectivos antedichos han recurrido la autorización otorgada por la Junta debido a una utilización abusiva de suelo rústico.