viernes, 9 de octubre de 2009

AGRESIÓN CONTINUADA AL RÍO OZA (2)

AGRESIÓN CONTINUADA AL RÍO OZA

Este año, como siempre, el río Oza ha visto disminuido su caudal hasta ser cero en algunas zonas, o sea, llegó a ir totalmente seco y poderse cruzar el cauce sin temor alguno a mojarse.

El estiaje, o disminución estacional, ha sido similar a otras temporadas. Es más, junio se comportó relativamente con bastante humedad, julio con temperaturas inferiores a las normales y agosto estuvo dentro de una absoluta normalidad. Desde la Concejalía de Medio Ambiente de Ponferrada se achacaba la situación de falta de suministro nocturno a unas obras- que no existen- para recuperar los depósitos por el aumento del gasto diario en verano.

De todas las versiones, manifestaciones y reacciones que se han sucedido, la más convincente es la de Juan García Calleja, ex-Pedáneo de Valdefrancos, con una claridad convincente: “López Riesco nos dijo que, con la nueva traída, el río Oza recuperaría su cauce”, “ no sólo no se nos atienden las necesidades básicas para estos pueblos, sino que encima nos dejan sin los recursos naturales. Culpa a los vecinos por regar las huertas, llenar piscinas,…”

La falta casi total de caudal en el río Oza ha hecho saltar todas las alarmas y se ha producido un largo rosario de acusaciones cruzadas cuyos protagonistas han sido los indignados vecinos de Toral de Merayo, el Consistorio ponferradino, los partidos de la oposición, mediando a última hora la Confederación Hidrográfica Miño-Sil.

Desde Bierzo.Natura se aboga por solventar tan acuciante problemática de un modo radical, incluyendo el encauzamiento con escolleras del río Oza en San Clemente y Valdefrancos, circunvalando ambas poblaciones cuando se arregle la carretera, conforme ha prometido Diputación.

La queja pública, impulsada por la Asociación de Vecinos El Castro, tuvo como principal detonante los “cortes” de agua nocturnos durante las calurosas noches de agosto. Se preguntan los residentes si, después de transcurridos ocho meses desde la inauguración flamante de la nueva traída de agua desde el Embalse de Bárcena, es lógico que el río Oza discurra con tan escaso caudal de agua que precise que los habitantes de Toral de Merayo tengan que sufrir restricciones. Teniendo en cuenta que la actuación y nueva red de distribución supuso una inversión de 6,5 millones de euros y era “la alternativa válida y definitiva”, cómo el río Oza viene exhausto, muy por debajo incluso del mínimo “ecológico” es algo que nadie entiende. La única explicación coherente es que el Ayuntamiento continúa aprovechando un volumen excesivo, por encima de lo pactado, de la Estación o Depósito de San Clemente. La sola motivación es económica, al resultar más barato captar agua del Oza que bombearla desde el Pantano.

La Concejala de Medio Ambiente, Mª Encina Pardo, replica que se respeta con la máxima exactitud las condiciones de la captación, contradiciendo la versión anterior. Justifica, asimismo, que el río presente en su recorrido tramos secos por varias razones: el abuso en el riego de fincas, huertas y choperas, el mes en que nos encontramos y la climatología y el hecho de que todo ello entra dentro de unas previsiones de “normalidad”.

El Organismo de Cuenca entra en la disputa en un plan conciliador. Si bien, por una parte, muestra su intención de investigar si, por parte del Gobierno local, se ha derivado y captado un caudal superior a lo contemplado en la concesión; por otro lado, da por sentado que el estado del río no es para nada “alarmante”. Casi exonera al Ayuntamiento de Ponferrada, al señalar que la disminución de caudal “ no sólo puede deberse al incremento irregular en la captación de agua, sino también por la “realidad” comprobable de que el estiaje es anormalmente significativo este año”. En definitiva, el

Ayuntamiento sólo será sancionado si se demuestra el mal uso del agua para “baldeo de calles”.

Sin embargo, para nada se hace alusión al precedente en que el Consistorio ya fue sancionado, a partir de la elaboración de un informe-denuncia del SEPRONA en mayo de 2004, por una captación “abusiva” de agua del Oza con la cantidad de multa-castigo de 6.100 euros. Y, en caso de reincidencia, se habría de catalogar la misma infracción como grave.

Aparte de todo lo que es interpretable y rebatible, lo que se da ya como incontestable es que los vecinos no pueden servirse de la playa fluvial, que existe un aumento en la masa de basura depositada en el cauce del río, que se ha producido una gran mortandad de truchas y que los habituales del Valle del Oza tienen que conformarse con ver piedras o cantos rodados, en vez del “líquido elemento”. Y, como capricho del Gobierno municipal, una localidad como Toral de Merayo lleva muchos años aguardando alguna partida económica destinada a la construcción del nuevo puente. En fin…¡otra vez será, y van…!

MARCELINO B. TABOADA